La propagación del coronavirus a nivel global está teniendo efectos devastadores a nivel humano y supondrá un shock para la economía mundial, que se sumergirá temporalmente en una recesión.
CaixaBank Research ha puesto a disposición y al alcance de todos los lectores, un informe sobre la crisis COVID-19. Desde CaixaBank Dayone, hemos recogido en este post, los puntos más relevantes del informe lanzado la semana pasada.
El impacto económico en China
China ha sido el primer país en experimentar la expansión del virus; así mismo, también ha sido el primer territorio en implementar las medidas de contención radical.
A pesar del gran esfuerzo implementado por el país chino, el impacto en el ritmo de actividad se ha visto afectado. Se estima que el PIB chino retroceda alrededor de un 10% en el primer trimestre en relación con el trimestre anterior (una cifra que no está anualizada).
Estas actuaciones son un ejemplo de las medidas económicas que los países afectados han tenido o tendrán que implementar de forma drástica. Ningún país ha podido evitar verse directamente afectado. Ninguna economía podrá salir indemne de las disrupciones que están experimentando las cadenas globales de suministros, así como de las restricciones a la movilidad internacional de las personas.
Los precedentes, dan paso de manera evidente, a la segunda gran crisis económica y financiera del siglo XXI. Aún así, la gran diferencia de lo que sucedió en la Gran Recesión de 2008, ha sido la gran rapidez y contundencia en la toma de decisiones.
Las medidas extraordinarias impuestas de manera global
Una de las actuaciones primordiales que se han establecido en la mayoría de países afectados por el virus, ha sido, principalmente, contener la expansión a través del distanciamiento social, a fin de aplanar la curva de contagios y limitar la presión sobre los sistemas de salud nacionales.
Esta estrategia que se llevó a cabo primero en China, acabará generalizándose en la práctica totalidad de países del mundo, con lo cual el efecto económico acabará tomando la forma de un doble shock de oferta y demanda prácticamente simultáneo y de carácter global.
¿Cómo paliar la economía con estas medidas extraordinarias?
Las medidas extraordinarias comparten un gran objetivo: evitar que un shock de carácter transitorio acabe teniendo efectos negativos persistentes. Y por eso, se está actuando en diversos ámbitos:
- Los bancos centrales y las autoridades fiscales están tomando medidas para proveer de liquidez a todos los actores del sistema económico, prevenir su asfixia financiera y garantizar así el buen funcionamiento de la cadena de pagos.
- Mitigar el impacto en los trabajadores y los autónomos.
- Mediante aplicaciones más ágiles de medidas temporales de ajuste de empleo (en España, los ERTE).
- Rebajando los requisitos para acceder a las prestaciones sociales propias de las situaciones de paro (en el caso de los asalariados) o de caída de la actividad (autónomos), a fin de que la disrupción sobre sus rentas sea la mínima posible.
- Salvaguardando, en la medida de lo posible, el bienestar económico de la población y la capacidad productiva.
Además de las medidas mencionadas, es posible que se tengan que modular o ampliar las medidas de apoyo mediante ayudas públicas directas o incentivos tributarios a los colectivos más afectados.
Transformando el escenario económico
Las medias tomadas son necesarias, ambiciosas y adecuadas. Este escenario vaticina unas consecuencias fortísimas, pero con poca duración.
Se espera un impacto negativo muy fuerte en el ritmo de actividad a corto plazo ya en el primero o segundo trimestre de este año, para después registrar un rebote, también intenso, en la segunda mitad de 2020 y 2021.
A nivel global, se espera que la actividad caiga un 0,4% en 2020, pero para 2021 se espera que el crecimiento rebote se sitúe por encima del 5%. En comparación, durante la Gran Recesión, el PIB cayó un 0,1% en 2009 y repuntó con fuerza el año siguiente anotando un crecimiento del 5,4%.
A nivel europeo, se estima que la eurozona se adentre en una breve pero fuerte recesión en el primer semestre de este año, con una contracción generalizada por países que dejará el crecimiento para el conjunto de 2020 en el –3,1%.
La economía española experimentará un patrón similar al europeo. Se estima que la caída del PIB durante el primer semestre del año pueda superar el 10% debido a la inactividad de los sectores como la restauración y la hostelería, el comercio, el ocio y el transporte, entre otros (representan el 25% del PIB español).
Aunque una vez superada la pandemia, y con las medidas extraordinarias implementadas, durante el segundo semestre del año, se experimentará una rápida recuperación económica, con un crecimiento del PIB para el conjunto de 2020 situado alrededor del -3,6%, y en 2021 podría superar el 5,5%.
El paradigma mundial cambiará
Tras esta crisis experimentada de manera global, las estructuras previamente organizadas desencadenarán nuevas formas económicas y sociales.
Se reforzarán los sistemas sanitarios, se reevaluará el papel que desempeñan los expertos. A nivel productivo, emergerán nuevas formas de organización, tanto global como localmente, ya sea por el acortamiento de las cadenas de valor a cambio de mejorar su resiliencia, como por la difusión de las formas de trabajo a distancia.
Estos cambios, ayudarán a acelerar la transición económica hacia un sistema más sostenible y más respetuosos con el medio ambiente.
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